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Inicio » 2010 » Diciembre » 31 » Las contradicciones de una universidad
6:37 PM
Las contradicciones de una universidad

Debo comenzar diciendo que siempre me he sentido orgulloso de pertenecer a la comunidad universitaria. Soy una consecuencia del sistema de educación superior en Venezuela. Provengo de una familia clase media, toda mi vida estudié en instituciones públicas, ingresé en la Universidad del Zulia y, posteriormente, fui absorbido por ella.

La universidad me ha dolido desde que era estudiante, formé parte del movimiento estudiantil que en la década de los años 80 y 90 iniciamos una discusión sobre la crisis de la democracia venezolana.

Todo ello lo digo, en caso tal que lo afirmado en este artículo sea tomado como la voz de un resentido. Creo que la universidad debe ser siempre ella misma, pero nunca más de lo mismo. Lamentablemente mi universidad —y en general la universidad venezolana— se ha convertido en más de lo mismo.

Hemos pasado de ser respetados y encarnar el sentido de la ética, el arte y el conocimiento a transformarnos en un paquidermo, lento y burocrático, incapaz de reconocer su propia lentitud y menos aún su putrefacción.

En nuestras universidades se han enquistado todos los males que acabaron con el sistema político venezolano en la década de los 90: burocracia, corrupción, complicidad, fatuidad, en fin se ha impuesto el mundo de la ceguera, del silencio cómplice, de la verdad a medias. Todo ello subsiste con quienes se encargan de investigar, de impartir y generar conocimiento, arte y cultura, de investigar.

Las paradojas de la universidad son muchas. Las autoridades se dicen orgullosos de nosotros los investigadores del Programa de Promoción al Investigador (PPI), pero no apoyan la investigación. Recortan sus recursos, ponen obstáculos al financiamiento de proyectos y asistencia de eventos y, más grave aún, juegan con los recursos económicos que por concepto de normas de coeficiente variable nos asigna el Consejo Nacional de Universidades (CNU) a través de la Opsu. Por allá en el año 2002-2003 denunciamos un conjunto de investigadores adscritos a la Asociación de Investigadores de LUZ (Asoinveluz) que las autoridades rectorales —Dr. Domingo Bracho y el Vicerector Administrativo Leonardo Atencio (luego rector)— desviaron esos recursos para financiar rublos distintos al determinado por la Opsu. El resultado de ello fue que Asoinveluz, en la figura de su presidente, vicepresidente y secretario – este servidor que les escribe- fue estigmatizado, amenazado por el "cuerpo institucional”.

Es que esa es la forma en que actúa "la democracia universitaria”, esa misma que sale marchando con las autoridades a la cabeza llamando la atención contra el peligro del autoritarismo de este Gobierno, "que no respeta la libertad de pensamiento”, pero hacia lo interno de las universidades —y LUZ no es la excepción- no se respeta el pensamiento disidente. Nuestros líderes institucionales— rectores, decanos, directores, jefes de departamento- hablan de democracia y tolerancia, pero no entienden que el sistema universitario está estructurado en una red de poder basado en la complicidad, en el compartir la mediocridad y sustituir la estatura académica por las relaciones derivadas de los contratos o convenios políticos.

Éso es lo que nos permite ver directores de escuela que no han escrito una línea, que no son investigadores, pero son burócratas de oficio. Se han pasado su vida ocupando puestos dentro de la estructura institucional, no dan clases y menos aún, investigan. Ésa es la universidad que dice defender la democracia, la tolerancia y la cultura.

Nuestra Universidad, cuando algunos de sus miembros asumen la crítica, plantea revisiones a esas relaciones de poder fosilizadas es firmemente perseguido, bloqueadas todas sus solicitudes, olvidados y perdidos sus recaudos burocráticos, pues la universidad no perdona la disidencia. Debemos convertirnos todos en ciegos, sordos y mudos.

 Nuestro nuevo deber ser es voltear la cara ante el hecho que las autoridades no discuten políticas académicas, porque no están capacitadas para hacerlo, pues no investigan por estar dedicados a la política y si lo hacen, es producto de las cuotas de poder que influyen para que "otros” —personal docente, administrativo— investigue y publique en nombre de ellos.

 No puede haber defensa de la democracia cuando dentro de la institución no existe democracia. En nuestra universidad, por mucho tiempo, han existido ciudadanos de 1era. y de 2da. Si, los profesores — no todos— son ciudadanos de 1era, los estudiantes, obreros y empleados son de 2da., y eso es así pues en lo interno de la universidad no ejercen en plenitud sus derechos. Es la nueva Ley Orgánica de Educación (LOE) la que soluciona este desliz y, sin embargo, nos sorprendió ver estudiantes, obreros, empleados marchando contra ese aspecto de la ley, eso demuestra lo alienado que estamos y lo miopes que podemos llegar a ser. No podemos defender la democracia si no se ejerce internamente, la universidad debe ser ella misma, pero no más de lo mismo. Ojalá y reaccionemos aunque lo más seguro es que comience la persecución y los ataques.

 Diario Panorama

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Total de comentarios: 1
1 Chris  
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A conscieancia do aque1rio (como lidar com tanta imonrfae7e3o?) moreno | 29/06/2011 17:49 Que dizes? Somos como um peixe que vive aprisionado num aque1rio; mesmo que o nosso “aque1rio” crese7a sempre (pois e9 isso o que ocorre com o corpo do conhecimento humano), tal como o peixe, nunca poderemos sair dele e explorar a totalidade do que existe. Havere1 sempre um “lado de fora”, ale9m do que podemos explorar – Marcelo Gleiser – da colee7e3o;

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